Soñé que un país ardía



por Marili Winik / 1968. Artistas porteños y rosarinos proclaman “la renuncia a participar de las instituciones establecidas por la burguesía para la absorción de fenómenos culturales” (premios, galerías de arte) y “la inserción de los artistas en el campo de una ‘cultura de la subversión’ que acompañe a la clase obrera en el camino revolucionario”.

2002. Con la palabra ‘subversión’ abandonada para siempre en el desván de la tragedia setentista, sin clase obrera a la vista, y mientras buscan los artistas a esos trabajadores que no andan ya por ningún camino revolucionario, el arte se pondrá del lado de la revuelta, acompañando asambleas y piquetes. Tan fuertes y tan débiles como los movimientos que acompañan, según el momento que les toque en suerte, oscilarán entre avances y retrocesos, se agruparán hoy, combativos y esperanzados, y se dividirán luego, pequeños y vanidosos. Algunos sobreviven, otros se deshilachan; lo cierto es que los fragmentos siguen allí, esperando otra vez el momento en que el arte ataque.
Hagamos un repaso a esta historia reciente, en la que el arte y la política volvieron a caminar juntos.

SI NO HAY JUSTICIA, HAY ESCRACHE
Ni venganza, ni justicia. La amnesia que afecta a la sociedad argentina en los ´90, sólo puede combatirse con ironía, saliendo a la calle, señalando al asesino en la cara y señalándoselo a sus vecinos, hasta que no les quede otra salida que sentirse cómplices, o distinguirse del genocida. Ese “viejito bueno que me compra el diario todos los días”, vuelve a ser, por obra y gracia de los escraches, el uniformado de verde oliva o de blanco, en caso de que oficiara en los años de plomo como partero clandestino.

ESCRACHE: “denuncia popular en contra de personas acusadas de violaciones a los derechos humanos o de corrupción mediante actos tales como sentadas, cánticos o pintadas, frente a su domicilio particular o en lugares públicos”.

HIJOS será la agrupación que los lleve adelante, y varios colectivos artísticos los apoyarán y les darán forma a este modo de intervención pública.

EN EL COMIENZO FUE LA DESMEMORIA
La década del ’90 estuvo caracterizada por la implantación de un nuevo orden mundial, el neoliberalismo, que en Argentina encuentra en el gobierno menemista un aliado estratégico.
En este marco, en el que impera la desmemoria sobre los hechos del pasado, y lo que se conoce como el “fin de la historia”, niega toda posibilidad de cambio, se crea en 1995, la agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio).


Movidos por la necesidad de encontrarse y accionar políticamente, H.I.J.O.S. responde a la profunda decepción que provocarán en la sociedad las concesiones hechas a los militares responsables del genocidio. Recuérdese que al juicio a las juntas, realizado en democracia, le seguirán las leyes de obediencia debida y punto final que dejarán libres a los represores implicados en la dictadura militar iniciada en 1976, proceso de degradación de la justicia que culminará en los ‘90 cuando se los indulte por decreto.

La agrupación H.I.J.O.S. junto con los demás organismos de derechos humanos se pone al frente de la lucha en contra de estas leyes y decretos pidiendo la cárcel a los genocidas, instalando los “escraches” como una innovadora herramienta política.

Los escraches no representan simplemente una marcha contra un represor, sino que cuentan con un trabajo previo realizado por la denominada mesa de escrache, que se reúne con los vecinos del barrio para dar a conocer, por medio de actividades conjuntas, los antecedentes del represor que será escrachado, difundiéndolos así a todos los vecinos.

Desde 1998 y en conjunto con la agrupación H.I.J.O.S. dos grupos de arte se sumaron a la propuesta de los escraches con ideas diferentes pero complementarias: el colectivo de arte ETCÉTERA y el GRUPO de ARTE CALLEJERO (GAC).

EL ARTE GANA LA CALLE
Las manifestaciones artísticas que estos grupos aportan al escrache se expresan, en el caso del colectivo Etcétera, a través de representaciones teatrales callejeras, utilizando muñecos, máscaras, disfraces y parodiando acciones represivas. De un modo similar el GAC interviene mediante la gráfica y la cartografía, con el uso de carteles que subvierten el código vial simulando señales de tránsito para indicar, por caso, la ubicación del que fuera centro clandestino de detención o planos en los que se señalan los domicilios de represores.
Cada año, desde 2001, el GAC realiza la pegatina de un afiche para el 24 de marzo, conocido como “Aquí viven genocidas”, cartografía completa y actualizada en donde se revela, a partir de un mapa de la ciudad de Buenos Aires, dónde están ubicados los domicilios particulares de los represores incluyendo su prontuario.

DESPUÉS DE LA CRISIS: NUEVOS HORIZONTES PARA LOS GRUPOS DE ARTE URBANO
A partir del 2001 –crisis política, social y económica– se producen cambios importantes en la escena cultural política de la ciudad, vinculadas al modo de habitar el espacio público y a la confluencia de nuevos grupos y colectivos artísticos.

Tanto Etcétera como el GAC, ingresados en la escena política, reconocen su acción como parte de los movimientos sociales.

Pasado el fervor del movimientismo de 2002 y 2003, comienza una nueva etapa para los grupos de arte político, porque si bien se van consolidando, el espacio público se restringe cada vez más.

MUJERES PÚBLICAS
En el 2003 surge un colectivo de mujeres que realiza intervenciones en la calle, conocido como Mujeres Públicas, que genera recursos comunicacionales, artísticos y creativos sobre cuestiones políticamente relevantes para las mujeres, buscando desnaturalizar prácticas y discursos sexistas o lesbofóbicos.

Entre sus intervenciones más significativas se recuerdan los afiches “Elige tu propia desventura”, “Las tres Marías” o “Mujer neocolonizada”, para los que emplearon la calle como escenario y la práctica artística como estrategia de acción política.

ICONOCLASISTAS
El proyecto comunicacional de este grupo comenzó en 2004 cuando lanzaron el “Anuario volante”. Consiste en un talonario que tiene 16 volantes o flyers que reconstruyen –a partir de datos de organismos oficiales o de organismos alternativos– lo que fue la realidad argentina del último año, 2005-2006.

“Es un trabajo sobre un trabajo”, en el que abordan temas tales como la situación de la mujer, la criminalización de la protesta, el gatillo fácil, la brecha económica.

La metodología utilizada, por lo tanto, consiste en trabajar con datos estadísticos y combinarlos con la imagen. Esta producción genera recursos para la comunicación de los movimientos sociales bajo licencias copyleft. La idea de volante se vincula con el concepto de circulación de su propia producción grupal, que puede ser bajada de Internet y fácilmente impresa, duplicada y difundida.

En ambos grupos se observan características comunes, por caso, la presencia de un trabajo profundo en las temáticas que abordan, por sobre la coyuntura. El modo de circulación del material es otro aspecto a tener en cuenta: ninguno de estos grupos firma sus “obras” (en virtud de que no creen en el concepto tradicional de obra). De tal modo, ofrecen una posibilidad de libre circulación, sobre la que se aplica la política del copyleft, es decir, que todo este material puede ser apropiado, y circula libremente para la lucha y resistencia de distintos movimientos políticos y sociales.

Sus creaciones pueden encontrarse en material de alta resolución en los sitios http://www.iconoclasistas.com.ar/ y http://www.mujerespublicas.com.ar/

¿ARDE ARGENTINA?
Ardían al menos algunos patrulleros y colectivos, estallaban vidrieras y rasgaba el aire la traza gris de las bombas lacrimógenas, cuando grupos de artistas se volcaron a las calles a testimoniar ese punto crucial de la historia.

Uno de esos grupos, Argentina Arde, establece desde su propia denominación, un paralelo con una experiencia histórica de arte y contrainformación en las calles: la de Tucumán arde, ocurrida en aquella provincia durante 1968.



TUCUMÁN ARDE, ¿ARGENTINA TAMBIÉN?
A partir del 19 y 20 de diciembre de 2001 –proceso que moviliza masivamente a la ciudadanía e inaugura nuevas maneras de pensar y actuar políticamente en Argentina– el espacio público se constituye en punto de encuentro. Allí planean sus acciones las asambleas barriales y ese mismo lugar es el punto de partida desde el que las cacerolas y los piquetes marcharán. Ese espacio, entonces, es intervenido por distintas manifestaciones artísticas: performances, propuestas contrainformativas, video presentaciones y exposiciones de fotos.

En ese contexto, en enero de 2002, se crea en Buenos Aires una red de contrainformación y contracultura denominada Argentina Arde, con el objetivo de unir a diversos grupos y colectivos de arte, video y fotografía que construyan puentes de información no mercantlilizada en el espacio público, socializando alternativas frente a una realidad que en ese momento recrudece por la miseria y la explotación impuestas por un sistema colapsado.
De esta manera, la asamblea Argentina Arde realiza y presenta en los espacios públicos muestras de fotos y videoinformes, producidos con urgencia, de los que participan diversos grupos. Asimismo, se conforma una comisión de arte que participa de los eventos, que luego se convertirá en Arde Arte hasta independizarse como grupo autónomo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente nota! El tema es muy interesante y está muy bueno que abran espacios para la difusión de estas actividades.