Editorial

¡Lo mío es el arte, no la política!... Acomodó la voz, templó la guitarra y se despachó con “Luna Tucumana” en el desvencijado escenario del Club Social y Deportivo “Solidaridad, sudor y rectitud” en el marco del festival solidario organizado por el barrio para comprar la silla de ruedas a Doña Elvira, vecina de la cuadra.
“¡Si los vecinos somos capaces de organizarnos no necesitamos de ningún puntero político!...” Reflexionó a viva voz Don Alfredo Perazo, mientras agregaba brasas a los chorizos y escuchaba “Luna Tucumana” en la voz de Víctor Alonso, cantor del barrio.
“¡Víctor es un artista que siempre esta cuando lo necesitamos!...” opinó Mabelita Depirro, embelezada con la interpretación del “Victito” como ella lo llamaba porque lo conocía de chico.
“¡Canta como un perro!... Pero para esto sirve” –opinó entre dientes Pocho Ledesma, candidato a concejal, de paso por la fiesta.
Y Víctor Alonso, vecino cantor, hacía política mientras se creía artista, y Pocho Ledesma se olvidó que la política es un arte, e hizo lo peor que se puede hacer, la transformó en “El arte de lo posible”, matando lo que tenía de arte y de política.
Y Mabelita Depirro, entronizó al artista, lo separó de la gente, y cree que Víctor, El Victito, como le gusta llamarlo, hace un favor al cantar para ellos, los vecinos de su propio barrio.
Y Don Alfredo, reniega de los políticos, aunque él, hace política, por más que crea que hace choripanes.
Y así, se fueron mezclando las cosas.

¿Cuándo la política dejo de ser un arte y el arte de ser político?¿Cuándo el arte –mejor dicho, el artista– se consideró aséptico y se avergonzó de la política?
¿Cuándo la política se resigna a ser “arte de lo posible”, y el arte hizo de lo imposible algo inalcanzable para la mayoría?
¡La imaginación al poder! ¿Quién dijo que la imaginación no está en el poder? A este mundo alguien lo imagina, y vaya que hay que tener imaginación para lograr este mundo de exclusión, de ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres...
¡Otro mundo es posible! Sí... ¿pero quién lo va a imaginar a ese otro mundo posible?
¡EL PODER DE LA IMAGINACION! Ahí cambia un poco la cosa... Yo puedo imaginar, otro puede imaginar, y otro, y otro... y si varios imaginan, quizás sea la imaginación de muchos y no la de unos pocos, la de los privilegiados de siempre, que no van a imaginar otra cosa que sus propios privilegios... Y si son privilegios, no alcanzan para todos.

Y acá empieza a tallar el arte, “El acomodar las cosas de otro modo”, y si quiero acomodar las cosas de otro modo, va a incomodar, y no va a faltar el zonzo que grite ¡ESO NO ES ARTE, ES POLITICA! Y como decía el viejo Jauretche “Cuando muere el zonzo viejo la zonza queda preñada” no va a faltar el artista que diga “Yo hago arte, no política” y otro que diga “Yo hago arte comprometido” y otro “Eso no es una obra de arte es un panfleto” y otro que haga arte pobre para los pobres, “Total lo mío es movilizar al barrio”... Y seguimos mezclando las cosas...

¿Quién mezcla las palabras? ¡Las avergüenza! ¡Les quita sentido! Las deja hechas añicos, impotentes de producir acción... ¿Cómo construyo si me roban las palabras?

¡A barajar y dar de nuevo! ¡Con todas las cartas! Arte... Política... Imaginación... Sueños colectivos... Utopías...

¡Me toca a mí, ahí va mi carta!
¿La imaginación al poder o el poder de la imaginación?